Inquieta voy de allá para acá. Un caminar sin rumbo fijo, sin fin, en mi habitación. Legiones de hormigas corren sin parar por todo mi cuerpo. En el límite de la locura abro bruscamente la ventana, quiero respirar. Hace rato que perdí el control consciente sobre mi. Al calor le sigue la helada. A la helada le sigue el calor. Una garganta reseca, de la que sale un graznido casi inaudible. Debajo de mi tierra café ablandada por la lluvia. Inútil quererse lanzar hacia la muerte desde esta altura. ¡Fuera, fuera de aquí! Quiero darme la vuelta. Las fuerzas me abandonan. Rojo. Pánico. Tengo que irme de aquí. Un murmullo insoportable en mis oídos. Una mano sobre mi hombro. Allí no hay nadie. El rojo pierde su color. Se vuelve negro. Más oscuro como nunca antes. ¡Muerte, ven por mi! No se muere así de fácil. ¿Tu, no te había mandado lejos? Comprende que eso es imposible. Soy parte de ti. Siempre lo he sido. Voy a seguir siéndolo hasta el fin de tus días. Y quien sabe, tal vez incluso más allá de eso. Horrible imaginación. Es como es. No vas a poderlo cambiar. No puedo acostumbrarme a ello. Entonces dime. ¿No vamos a hacer un pacto? ¿Pacto? Una especie de acuerdo. No hay nada que yo quiera tener que ver contigo. ¡No comencemos siempre desde cero! No te vas a liberar de mi, por mucho que te esfuerces. Entonces es mejor no ser. Contigo a mi lado no es vida. ¿Quién sabe? Un estallido. ¿Escuchaste eso? ¿Qué? Estalló algo. Eso te lo imaginas. Yo no escuché nada. ¿Para qué es bueno tenerte a mi lado si tu no percibes lo que yo percibo? Como parte de ti no tengo que darme cuenta de todo. A ti no te pasa de otra forma que a mi. ¿De lo contrario negarías mi existencia? No obstante, soy dueña de mi y en algún momento te encontraré y te ahuyento. ¡No te tomes el trabajo! Allí en donde estoy tu no tienes acceso. En cambio yo soy libre de entrar en tu territorio en cualquier momento. Esa idea es repugnante. Y por eso soy tu dueña. Puedo hacerte bailar cuando yo quiera. ¡Piensa en mi oferta! ¿Oferta? Nuestro pacto. ¿Y qué obtengo de él? Paz, paz interior. ¿Uno que puedes romper en cualquier momento? No si te atienes a los acuerdos. ¿Qué quieres? Nada más que tu mantengas la clama. No sé qué quieres decir con eso. Quiero que termines con las conversaciones con la señora doctora. Eso no lo puedo hacer. Son parte de mi ser aquí. No creo que me dejen quedar aquí si me rehuso a la terapia con ella. ¡Inténtalo! No, eso realmente no es posible. Vas a entender. Pues yo soy tu dueña y voy a seguir viniendo cuando sea necesario. Es tan fácil. ¡Así que piénsalo con calma! No tengo ningún afán. Parece que estás bastante mal. ¿Por cuánto tiempo aguantarás esta situación? ¡Sé sensata, regresa! Desiste de la idea de poder llevar una vida diferente. Entre más pronto te organices con que todo va a permanecer como siempre, mejor para ti. ¡No desperdicies tu energía con luchas innecesarias! Caigo en un precipicio oscuro. Sobre mi la risa maliciosa. Hasta entonces. Yo regreso. Me asusto. Un olor conocido me despertó. Es el aroma de Alwine. Abro los ojos. ¿Frida, que es lo que pasa contigo? Lentamente comienzo a creer que necesitas que alguien esté contigo las veinticuatro horas. Temo que ya tengo a alguien. ¿A quién? No te lo puedo decir. Además no me creerías. ¿Un hombre en tu oido? Haz chistes sobre mi condición. Si hubiera estado en el piso más alto de esta institución entonces me hubiera lanzado al vacío hace un rato. En los pisos más altos hay rejas delante de las ventanas. Lo debí imaginar. Dime ya quién está continuamente contigo. Mi otro yo, o como lo deba llamar. ¿Oyes voces? Así se puede decir. ¿Tiene esa otra persona un nombre? ¿Para que un nombre? El hecho es lo suficientemente grave. Voy a perder la cordura. ¿Qué quiere esa persona de ti? Hacer un pacto. ¿Un pacto? Si, un acuerdo en el que yo termino la bobada aquí y regreso a mi anterior vida. Entiendo. ¿Qué es lo que hay que entender? ¿Sabes lo molesto que es? Constantemente se inmiscuye en mi vida. Sin anunciarse, se entiende. Me parece que algo lucha dentro de ti por el predominio. Hasta allí llegué yo también. ¿Y entonces? Resiste. Algo en ti te quiere convencer de que tu vida anterior no era tan mala. Aunque te haya llevado al abismo. La vida no es un jardín de juego. Eso también lo dijo. ¿Ves? No es tonta. Y parece saber todo sobre mi. Me conoce muy a fondo. ¡No te dejes intimidar! Como ya lo dije, creo en ti. Vas a andar tu camino. No estoy tan segura de eso después de mi último encuentro con ella. ¡Confía en ello! ¿De lo contrario, estarías aquí? Posiblemente no. ¿Crees en el destino? ¿Destino, la mágica guía de la trascendencia? No, en eso no creo. No de esa forma. ¿Entonces cómo? Mas bien de la siguiente manera. Destino una sucesión de acontecimientos en donde uno trae el siguiente tras de si. Una lógica de lo consecuente. Estoy segura que llegué aquí al lugar indicado. Entonces no te dejes aleccionar sobre algo mejor por nadie ni por ella. Los ataques no son inofensivos. ¡Hazte la entendida y piensa en tu parte! ¿Quieres decir? El poder de otro sobre mi consiste sobre todo en que yo le doy el poder sobre mi. Por así decirlo, puede ser absolutamente de ayuda, hacer creer a alguien que tiene todo el poder del mundo. Eso te lo puedes apropiar y vivir feliz tu vida. ¿Como el maestro sabio? ¿El maestro sabio? Había una vez un maestro. Este era atacado todas las noches por sueños horrorosos. Un día tuvo una idea e hizo una imagen de si mismo. Tardó unos días hasta que su imagen se veía tan parecida a él que sus discípulos la confundían con él mismo. De ahí en adelante no pasaba ninguna noche sin su imagen. Siempre que se acostaba para descansar, le deseaba a su imagen una buena noche y decía: Se tan buena y sueña tu por mi! Quiero comenzar el día mañana descansado. Nunca más el sabio fue atacado por sus sueños.