Me hundo en un verde resbaloso. Espuma amarga sale de las comisuras de mi boca. Me quito la baba con la mano. Estoy agotada. Asqueada de mi misma, tengo arcadas. Más hondo no se puede. ¿Estás segura? No respondo. Me he vuelto tan desunida conmigo misma. Lo que siento o lo que pienso no es comprensible. Me estiro hacia ello. Quiero agarrarlo. Sostenerlo. Aún parece ser una parte de mi. Me inclino hacia atrás con sacudidas. Me golpeo fuerte con el marco metálico de la cama. Instintivamente toco la parte de atrás de mi cabeza. No hay heridas. Un dolor palpitante aturde todos mis sentidos. Lentamente vuelvo en si. Me incorporo. Aún atontada voy al baño y me enjuago la boca. En el espejo veo una cara que me mira estupefacta. Ya casi no tiene parecido con la imagen que tengo de mi misma. ¿Quién es? Tu. No, esa no soy yo. ¿Entonces quién? No me preguntes. No conozco a esa persona. ¿Quieres decir que se ha vuelto una extraña para ti? Así también podría decirse. Aún eres tu. Eso no lo puedo ni lo quiero creer. ¿Por qué te martirizas continuamente? Seguramente no porque me alegre hacerlo. No estoy segura. Me volteo. Allí no hay nadie. Salgo del baño. ¿Me buscas? Contraigo mi cara y hago una mueca. ¿Y todavía preguntas? Me bastan mis altibajos. De verdad ya no puedo más. ¿Eso no lo escuché ya una vez? Me tapo los oídos. Comienzo a tararear. Mmm, mmmmh, mmmmmmmmmmh. Se me olvida respirar. Tomo aire bruscamente. Tengo que toser. ¡Claudica! ¡Capitula! Es mejor así. Jamás. Aunque tenga que sucumbir. Como quieras. Me tiemblan las rodillas. Casi no me puedo sostener en pie. Pierdo el equilibrio y caigo hacia atrás sobre mi cama. Yo capitulo. Finalmente. Está bien así. ¿Estás satisfecha? ¿Por qué debería estar satisfecha? No se trata de mi. Tu eres quien está acabada, no yo. Mi ser es atemporal. Indefinido. No conoce el sufrimiento ni el dolor. ¡Déjame ser parte de ello! He sufrido suficiente. Debe llegar a un final. He dejado tras de mi toda esperanza para un buen desenlace. Dime ¿qué debo hacer? ¡Pon un fin! A ti ya no se te puede ayudar. Rayos claros me rodean. Capitulo. ¿No escuchas? Blanco, gris, negro. Salgo de mi habitación como huyendo. ¡Frida, detente! Una mano me agarra, quiere sostenerme. Me zafo a la fuerza. Tengo que irme. Con las últimas fuerzas llego a la escalera, sigo la gravitación hacia abajo. Me tambaleo cuando por descuido se me pasa un escalón. Pierdo completamente el equilibrio. El golpe me quita la consciencia.
¡Frida! La voz de Alwine sale a mi encuentro de manera distorsionada. ¿Me escuchas? Trato de asentir. ¡Carmen, avisa a la enfermería, necesitamos ayuda!
La cabeza me zumba. Mis dedos sienten un vendaje. Puedo olerte. ¿Alwine, estás aquí? Frida, que bueno que recobraste la consciencia. ¿Qué pasó? Te caíste y te golpeaste fuerte con un escalón de la escalera lo que te ocasionó un trauma cerebral grave. Estuviste por más de una semana en un coma inducido. ¿Aquí? Aquí no. En el hospital de la ciudad. No tenemos los aparatos necesarios. Ayer te trajeron de vuelta y hoy te trajeron donde nosotros. Estoy tan feliz que estás otra vez entre los vivos. ¿Hay algo de lo que puedas acordarte? Sacudo la cabeza en señal de negación y me arrepiento inmediatamente. ¡Cuidado! Por ahora debes evitar movimientos fuertes con la cabeza. Agarro su mano, la aprieto y la sostengo. Su dedo gordo me acaricia suavemente el dorso de la mano. Te extrañé. No suenas contenta. Estuve muy preocupada por ti. No se veía bien. Tu cabeza completamente retorcida y bañada en sangre. Como una papa reventada. Intento reírme de manera reprimida. ¡Perdona! Estuvo realmente cerca. ¡Cerca! Perdiste mucha sangre. Vas a necesitar un tiempo para volver a ser la misma. ¿La misma? ¿Quién dice que quiero volver a ser la misma alguna vez? Lo recuerdas. ¡No! No la caída. Pero sí todo el horror antes. No estoy aquí sin razón. ¿Por qué no me dejaron tirada en el suelo? ¿Frida, qué significa eso? Aparto mi mano de la suya. Volteo mi cabeza lo más que puedo hacia un lado. ¿Va a comenzar todo desde el principio? Ya no puedo más. Estoy definitivamente acabada. ¿Para qué todo esto? Te extrañé. ¿Mi mal estado? No. Extrañé a Frida. Te extrañé a ti. Tus comentarios ponzoñosos. Tu ser completo y loco. Un cosquilleo se apodera de mi. Me da mucho calor. Frida, ¿no te sientes bien? Rojo. Eres… ¿como una bola de fuego? Lo sé. Ahora es ella quien toma mi mano y la aprieta. ¿Cuando vuelvo a mi habitación? Probablemente mañana en el transcurso del día si todo sigue bien y los últimos exámenes no muestran ninguna anormalidad. Casi no lo puedo esperar. ¿Qué? Quiero mostrarte algo. Parece que ya te sientes mejor. Tal vez. Después de todo te es posible hacer nuevos planes. La miro radiante. Ahí está de nuevo. El brillo en los ojos. Me alegro que puedes mostrarlo nuevamente. ¿Vas a venir? ¿Qué quieres decir? ¿No me escuchas? Quiero mostrarte algo. Ah si. ¿Entonces vas a venir? Allí estaré. Tengo curiosidad de la cara que vas a hacer. ¿Si? ¡Espera! Ya verás. Vas a sorprenderte. ¿Tu crees? Estoy segura. Así o así. ¿Así o así? Suficientes insinuaciones. Sigue recuperando fuerzas. Finalmente quiero saber qué es lo sorprendente que tienes para mi. Solo para ti. Si alguien nos escuchara… ¿Qué pensaría? Déjalo así. Tengo que irme. En la estación hay reunión de equipo con la señora doctora. Dale mis saludos y dile que la voy a buscar pronto. Cómo pude dudar por un momento. A ti no te doblega nada. Sigues siendo la misma. Mejor no.