Reposo

Sermón del 2. Domingo antes de la Cuaresma – Sexagésimo

Congregación evangélica luterana La Epifanía

Ciudad de Guatemala – 20.02.2022

Pastor Thomas Reppich

Carta a los hebreos 4

12 Ciertamente, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos,[4] y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón. 13 Ninguna cosa creada escapa a la vista de Dios. Todo está al descubierto, expuesto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas.

Queridos hermanos,

en el capítulo 4 de la carta a los hebreos, el cual es el texto para el sermón de hoy, se habla del reposo. Allí dice:

„Por consiguiente, queda todavía un reposo especial[3] para el pueblo de Dios; 10 porque el que entra en el reposo de Dios descansa también de sus obras, así como Dios descansó de las suyas. 11 Esforcémonos, pues, por entrar en ese reposo, para que nadie caiga al seguir aquel ejemplo de desobediencia. “ (V. 9-11)

Sabemos que los tiempos de reposo son importantes en la vida. Los necesitamos a diario los momentos de descanso. El cuerpo, la mente y el alma tienen que recuperarse. Lo que normalmente nos cautiva en nuestro día a día puede pasar a un segundo plano.

En el curso de la historia cultural humana el tiempo libre e indefinido se ha extendido cada vez más. Se acortaron las jornadas laborales y se aumentaron los días de vacaciones. No en todas las partes del planeta y no es igual en todos los países del mundo.  Cuando queremos hacer nuestro mercado semanal aquí en Guatemala luego de este servicio dominical o ir a algún centro comercial para hacer algunas diligencias, en otros países como en Alemania los almacenes están cerrados. No hay ninguna librería abierta, en la que pudiera comprarme rápidamente el último bestseller. Para muchos esto es una espina en el ojo, pues quisieran poder hacer sus compras todos los días sin límites.

Por un lado somos conscientes de lo importante que es el reposo dominical y al mismo tiempo somos parte de una laboriosidad en constante crecimiento, que casi no para ante tiempos libres.

Los tiempos han cambiado y con ellos nuestras costumbres. Hace mucho sabemos lo importantes que son los tiempos de reposo confiables y legítimos para nosotros. Y sin embargo siempre llevamos con nosotros la vida virtual. Nos acompaña incluso hasta la mesa del comedor que compartimos – para disgusto de algunos. 

Se ha vuelto tan lógico la corta mirada al mundo virtual, que ya casi no le podemos hacer entender a alguien que esa mirada realmente corta, molesta. En tiempos anteriores fue el teléfono y luego el televisor en cada lugar de la casa. Nos hemos acostumbrado sucesivamente a ello – y nuestra descendencia también. Si estamos de visita en algún lugar, nuestra primera pregunta es por la contraseña del internet.

¿Realmente puedo tomarles a mal a los alumnos, si durante la clase dan una mirada a su celular que está vibrando, si su padre leyó correos electrónicos en el desayuno o sostuvo la primera conversación de negocios? ¿No se ha vuelto un acto de amabilidad responder directamente a cada mensaje de texto?

¿A  qué renunciamos si simplemente sacrificamos nuestros tiempos de reposo?

Entiendo la indicación de Pablo sobre todo de la siguiente manera: quien no se concede tiempos de reposo, está siempre de servicio. Siempre está en línea en todos los contactos sociales y con ello nunca está realmente presente, cuando ha comenzado el tiempo de reposo y de recuperación.

Observo en las alumnas y alumnos una y otra vez una tendencia: propenden a expandir sus tiempos de reposo. Rápidamente el tiempo de clase se vuelve una oportunidad para posar la cabeza sobre el pupitre para hacer una pequeña siesta. Está la conversación con la vecina de puesto que es mucho más existencial que poner atención al tema de la clase.

¿Será que los alumnos nos muestran un espejo? Aprendieron del desasosiego de sus padres, que hay que aprovechar cada oportunidad que se presenta? Si se sacrifican tiempos de reposo, entonces cualquier momento se convierte en un potencial tiempo para descansar. Los alumnos creen haber ganado mucho, al experimentar tan poca clase como sea posible en cada hora de clase. Muy pronto se establece un estrés escolar esperado con la presión de las calificaciones.

Depende de nosotros, dejar entrar de nuevo el reposo a nuestra vida cotidiana. De lo contrario tarde o temprano caeremos, como dice Pablo. Nos perdemos a nosotros mismos, entramos en crisis en nuestras relaciones personales – gradualmente sin darnos realmente cuenta al principio.

Quien lee los versículos escogidos del texto para el sermón, rápidamente los puede entender como advertencia. En el contexto los leo claramente de manera diferente.

La palabra de Dios, así lo resalta Pablo, corta como una espada nuestros pensamientos. Solo quien reposa realmente, puede escuchar estas palabras como algo que hace efecto de tal manera que el cuerpo, la mente y el alma son fortalecidos y construidos de nuevo.

Si estamos completamente involucrados es posible que la palabra de Dios nos envuelva, o como dice Pablo, penetre hasta la médula de los huesos. Estos momentos serán menos frecuentes o casi imposibles si no le dedicamos tiempo en nuestros rituales diarios o semanales.

A todos los que hoy no están aquí déjenme decirles lo negligentes que son. Desisten de algo que hace parte existencial de sus vidas. Incluso los relojes nos dicen hoy, que es tiempo de moverse. Todavía no existen los mensajes en nuestros celulares que nos recuerden hacer una pausa, de tener un tiempo en silencio ante Dios o de visitar el  próximo servicio dominical.

Todo tiene su tiempo, como se dice tan acertadamente.

El trabajo tiene su tiempo.

El reposo del trabajo tiene su tiempo.

¡Respetar esto no es un lujo!

Preguntarse si es tiempo de concederse algo de reposo, nunca puede ser la pregunta que decida si acabamos encontrando lo que más anhelamos: la paz interior.

Solo con el gran silencio

el alma comienza a escribir

y nos permite ser afables y seguros

(Hanns Dieter Hüsch, Lo difícil dicho de manera fácil, Herder, Friburgo 1994, pág. 64)

Llevemos esta indicación poética de Hanns Dieter Hüsch con nosotros a nuestra semana, entonces encontraremos la paz, cuando todo está abierto frente a nosotros, podemos vivir la experiencia que Él mismo está a nuestro lado y da paz a nuestras almas – a pesar de todo.

Amén.