
Sermón del antepenúltimo domingo del año eclesiástico
La Epifanía – Ciudad de Guatemala
6 de noviembre de 2022
Pastor Thomas Reppich
Lukas 17
20 Los fariseos le preguntaron a Jesús cuándo iba a venir el reino de Dios, y él les respondió: —La venida del reino de Dios no se puede someter a cálculos. 21 No van a decir: “¡Mírenlo acá! ¡Mírenlo allá!” Dense cuenta de que el reino de Dios está entreustedes.
Queridos hermanos,
Las primeras cristianas y cristianos esperaban un regreso inmediato de Jesús, en el fondo todavía durante su vida. El texto del sermón de hoy da testimonio de esto a su manera. Los fariseos sienten curiosidad y quieren saber más de Jesús sobre el Reino de Dios.
„¿Cuándo viene el Reino de Dios?“, así es su pregunta básica. Al hacerlo no niegan por completo que Jesús tiene todas las razones para hablar tan impresionantemente sobre el Reino de Dios. Aunque la respuesta que él da al final más bien los sorprendió. A ellos les gustaría escuchar de él sobre las señales externas. Algo por lo que uno puede reconocer que ese Reino largamente prometido finalmente va a venir. Y si llegara entonces también quedaría probada la legitimación del predicador ambulante como el Mesías. Sin embargo si no llega, él sería considerado como uno de los muchos charlatanes que dijeron mucho sin que nada se cumpliera.
El documental de Wim Wenders sobre el fotógrafo Sebastião Delgado en la película „La Sal de la Tierra“ muestra en dos escenas dos respuestas diferentes.
En Ecuador un sacerdote gabicho relaciona el Reino de Dios con un cambio concreto en el mundo. En Perú el pueblo de los Saraguros espera el regreso del SEÑOR y tienen la misma opinión de que de vez en cuando vienen mensajeros a ver si todo está en orden y luego informan a la máxima autoridad. Viven en plena conciencia y simplemente no quieren cometer errores en sus vidas.
En lo que asociamos el Reino de Dios y su venida hasta el día de hoy, son precisamente estas dos actitudes extremas las que han tenido gran influencia:
El Reino de Dios como una señal de la presencia de Dios. Esto forma parte de todo lo que hacemos en el mundo de hoy y es así un testimonio de un mundo apartado de Dios.
El Reino de Dios como un suceso que se espera en el futuro, para el que solo podemos prepararnos atentamente, para no habérnoslo perdido al final.
Mucha gente, con la que hablé sobre el Reino de Dios, se identifica más con la segunda visión. Se aferran a esas ideas paradisíacas de un reino y un tiempo que crea una especie de compensación por todas las privaciones terrenales. Lo que no se logró aquí, sucederá allá. Donde hemos vivido aquí en discordia unos con otros, allá algún día será posible la vida en armonía. Así se puede explicar por qué uno anhela lo que en vida salió tan mal.
¿Y en dónde nos encontramos nosotros, cada una y cada uno de nosotros con su visión sobre el Reino de Dios?
Intercambien ideas al respecto con su vecina, con su vecino.
Fase de murmullos –
Escuchemos nuevamente la respuesta que dio Jesus: „No van a poder decir: ‚¡Miren aquí está!‘ O: ‚¡Está allá!‘ No, el Reino de Dios está entre (en) ustedes.“ (NGÜ)
¿Evita Jesús una declaración concreta? ¿O pone el dedo en sus palabras sobre otro contexto? El teólogo del Nuevo Testamento Rengstorf escribe sobre este pasaje en su comentario: „Jesús toma tan en serio la pregunta de los fariseos como debe ser, pero rechaza en su respuesta sus condiciones previas. El futuro divino no se ajusta a ningún esquema que se inventa la expectativa.“ (Karl Heinrich Rengstorf, El Evangelio según Lucas, NTD 3, Göttingen 1958, página 200)
Prestemos atención a una sutileza lingüística del texto griego original. Allí decir que el Reino de Dios es εντός, es decir, en el interior o en ustedes. Con ello podemos decir: el Reino de Dios se convierte en ese momento en un suceso, en el que creemos. O dicho de otra manera: El Reino de Dios toma forma en nuestras vidas, cuando nos exponemos a la realidad de Dios y lo dejamos entrar en nuestras vidas.
„El diario fin del tiempo“ así lo diría yo con mis propias palabras. Diariamente se muestra entre nosotros los humanos. O como lo expresó Ernesto Cardenal en „El Evangelio de los Campesinos de Solentiname“ (Wuppertal 1976, página 60):
Ernesto: El Reino de los Cielos también es como una red que se lanza al mar y atrapa toda clase de peces. Cuando está llena, los pescadores la llevan a tierra y se sientan para su clasificación. Los buenos peces los colocan en canastas y los malos los desechan.
Olivia: – El Reino de los Cielos se establecerá aquí en la Tierra. Es el amor y la justicia entre los humanos. […]
Alejandro, su hijo: […] y yo no creo que para eso Dios tenga que enviar ángeles. No, lo hará con la ayuda de los humanos junto con un cambio social. Y creo que podemos comenzar ahora con este cambio en nosotros mismos y en nuestra sociedad.
No sé si Olivia y su hijo aún están vivos y pueden experimentar su visión del Reino de Dios en lo que ahora es Nicaragua. Me parece todavía más importante que ellos hablan de un Reino de Dios que realmente es posible.
„El diario fin del tiempo“ – con esta visión nos envía Dios de regreso a nuestra vida cotidiana. Pues su Reino está en medio de nosotros y en nosotros.
Amén.