Agudicemos nuestra mirada

Sermón de Año Nuevo
La Epifanía – Ciudad de Guatemala
1 de enero de 2023
Pastor Thomas Reppich

Queridos hermanos,
Un año de mier…ha quedado atrás. Así lo dijo Martin Muno de Deutsche Welle en su retrospectiva personal sobre el año 2022. El año que comienza será igual de complicado:
Otra guerra – ¿las imágenes que recibimos desde febrero desde Ucrania no son lo suficientemente crueles?
Otro acuario que estalla y un sinnúmero de peces muere de manera atroz – para nosotros es suficiente con la muerte de peces en el lago Atitlán.
Más cambio climático – ¿Acaso el año pasado no nos ha dado motivos suficientes para reflexionar y actuar?
Otro Papa que muere – Dios no lo quiera ¿Quién deberá entonces establecer un nuevo rumbo para un barco de fe en crisis?

Seguramente podemos completar la lista de manera personal con una que otra cosa.

¿Son esas consideraciones demasiado negativas? ¿No deberíamos simplemente pensar de manera positiva porque todavía sigue siendo bonito vivir en este planeta? No para todos, pero para… Aquí algo se detiene dentro de mi. Tengo la impresión de volverme cínico si sigo hablando.

La impotencia me alcanza mentalmente. El sociólogo Hartmut Rosa la describe con las siguientes palabras:

„Ya no tenemos la sensación de correr hacia adelante y hacia un horizonte, ni nos divertimos luchando, esforzándonos para lograr algo. Ahora tenemos que correr cada vez más rápido, solo para no resbalar. Corremos hacia un precipicio, que se acerca cada vez más.“ (Citado por: DW, Martin Muno, 31.12.2022)
Martin Muno lo resume así: „Lo que nos falta es una perspectiva común sobre el mañana, una narrativa de un buen futuro. La mayoría de visiones existentes sobre el futuro son defectuosas, porque o son distopias (relatos ficticios en el futuro) o continuaciones ingenuas de lo vigente con una mejor tecnología, es decir una idea que que pronto vamos a inventar una máquina que hace desaparecer el CO2 como por encanto o elimina la pobreza.“

¿Es el texto para el sermón de hoy, es decir aquella parte del libro de Isaías que Jesús abre arbitrariamente, es un narrativo así? Escuchemos nuevamente el Evangelio para el día de hoy:

Lukas 4,
16 Jesús fue a Nazaret, donde se había criado, y un sábado entró en la sinagoga, como era su costumbre. Se levantó para hacer la lectura, 17 y le entregaron el libro del profeta Isaías. Al desenrollarlo, encontró el lugar donde está escrito: 18 «El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, 19 a pregonar el año del favor del Señor». 20 Luego enrolló el libro, se lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos los que estaban en la sinagoga lo miraban detenidamente, 21 y él comenzó a hablarles: «Hoy se cumple esta Escritura en vuestra presencia».

Escuchamos palabras clave distintivas:
Buenas nuevas a los pobres
Libertad a los cautivos
Vista a los ciegos
Poner en libertad a los oprimidos
Año del favor del Señor
¿Tiene el pasaje de Isaías 61 leído por Jesús las visión necesaria para un año 2023 diferente?
¿Qué buenas noticias deben proclamarse a los pobres del mundo? En internet me muestra el buscador al escribir “pobreza global”, lo siguiente:
Según cálculos del Banco Mundial en el mundo viven 700 millones de personas en extrema pobreza, es decir, disponen de menos de 1,90 Dólares por día. Si se observa la pobreza de forma multidimensional, incluso son 1,3 mil millones de personas afectadas.

Estamos de acuerdo que con palabras bien intencionadas nadie ha saciado el hambre.

Los prisioneros que fueron encarcelados injustamente – como muchos en todo el mundo que se atreven a hablar abiertamente y aceptan largas penas en prisión o incluso la pena de muerte, deben ser liberados. ¿Pero cómo?

Desearles a los ciegos la luz de los ojos, que puedan volver a ver, ¿quién puede defender eso y comprometerse? En una ceguera que es más bien en sentido figurado es más difícil. Se ha vuelto demasiado socialmente aceptable el engañar a otros con declaraciones falsas.

Llevar a los oprimidos, es decir, a aquellos que en tiempos de Isaías tuvieron que vivir en Babilonia en el exilio, de regreso a su patria. Esto podría ser válido para los desplazados a nivel mundial. En 2022 fueron más de 100 millones. Pero a menudo no es posible regresar, simplemente porque en Ucrania o en Siria todo lo que alguna vez se consideró propio fue destruido.

Un año del favor del Señor para los países más pobres, sería con el sobre-endeudamiento de muchos estados, algo que personalmente me atraería mucho. El endeudamiento no pocas veces genera violencia y guerra, desplazamiento y migración y consecuencias trascendentales a lo largo de muchas generaciones.

Nosotros mismos notamos que la visión del profeta Isaías nos permite desarrollar perspectivas para el futuro y con ello para el nuevo año 2023. No es tan fácil después de todo como tomar decisiones políticas o personales.

Si observemos la visita de Jesús en la sinagoga y lo que él dice allí, salta a la vista algo destacado. Primero dice que le sucede el mismo destino que a todos los profetas antes que él. “A ningún profeta lo aceptan en su propia tierra.” (Versículo 24) . Luego recuerda un acontecimiento del pasado:

„No cabe duda de que en tiempos de Elías, cuando el cielo se cerró por tres años y medio, de manera que hubo una gran hambre en toda la tierra, muchas viudas vivían en Israel. Sin embargo, Elías no fue enviado a ninguna de ellas, sino a una viuda de Sarepta, en los alrededores de Sidón. “ (Versículos 25-26)

Con todo lo que es importante para nosotros para el año entrante, la indicación de Jesús podría servir como orientación. Si queremos hacer algo por los pobres, los presos, los ciegos, los desplazados y otros necesitados, tenemos que ampliar nuestro horizonte.

„Eres un Dios que me ve“, es el versículo para este año y está en Genesis 16,13.
Si Dios me ve, entonces también ve a todas las demás personas.

Por eso, cuando reflexiono sobre los pasos necesarios para 2023, estoy obligado a mirar por encima de mis propios límites. Puede ser que no me vea enfrentado directamente a algunas dificultades en mi entorno personal. Pero están ahí.

¡Agudicemos nuestra mirada y actuemos con nuestras posibilidades con nuestro corazón y nuestro entendimiento! ¡Dios nos conceda su bendición en esto!

Amén.