
Sermón del domingo Invocavit
Congregación Luterana La Epifanía
Guatemala – 26.02.2023
Pastor Thomas Reppich
Queridos hermanos,
Con este domingo comienza la cuaresma y con ella nuestra serie de sermones “¡Enciendan la luz! Siete semanas sin abatimiento”. El texto para hoy está en la historia de la creación. Leo del primer capítulo del Genesis los versículos 1 al 5 en la traducción de Martin Buber y Franz Rosenzweig:
Genesis 1 (Buber-Rosenzweig, La Escritura, 1929)
1 En el principio Dios creó el Cielo y la Tierra.
2 Pero la Tierra era caos y confusión. Oscuridad sobre la faz del vórtice primario. El resplandor de Dios balanceándose sobre la faz de las aguas.
3 Dios dijo: ¡Hágase la luz! Se hizo luz.
4 Dios vio la luz: que es buena. Dios hizo una distinción entre la luz y la oscuridad.
5 Dios le gritó a la luz: ¡Día! Y a la oscuridad le gritó: ¡Noche! Llegó la noche y llegó la mañana: un día.
Queridos hermanos,
Quiero abrirnos una visión a estos versículos de la Biblia, como fue usual por milenios, hasta que el humano, en primer lugar el cristiano y a su vez sus mayores críticos, inventó la teología, la doctrina de Dios, y al mismo tiempo, hizo de Dios un objeto de reflexión.
El comentario de Claus Westerman sobre el “Principio” revela de una manera muy impresionante cuan distantes están los rabinos de la teología hasta el día de hoy, y Jesús mismo fue abordado como tal. Permítanme comenzar con una cita un poco larga:
„Cuando leemos esta palabra “Dios” al comienzo del Génesis, primero que todo debemos tener claro, que en nuestro pensamiento moderno occidental, la palabra Dios significa algo, que en este texto no se parece a ese significado. Para nuestra reflexión existe la posibilidad de preguntar si Dios existe o no.
O preguntamos sobre la idea de Dios o por el concepto de Dios que se pretende con la palabra Dios. Tanto la pregunta si Dios existe o no, como la pregunta qué idea de Dios o qué concepto de Dios se quiere, aquí no se hace. Cuando en Génesis se comienza a hablar de Dios, entonces el aquí hablante no habla del que es, sino del que obra. Tampoco habla de la “prima causa”; este hablar neutralizante del Dios creador aquí sería imposible. Dios es hablador y hacedor en Génesis 1; en esto es Dios, pero no en algo que está detrás de ese hablar y actuar. Como el hacedor Dios es realidad, no es más allá de ese obrar. La realidad de este hacedor es absolutamente dado. Aquí no hay un término de realidad que se pudiera abstraer de Dios o que esté basado fuera de la obra de este hacedor. Existe la realidad porque Dios obra. Cuando en el Antiguo Testamento se habla de Dios, se entiende la realidad del hacedor, pero no el ser en el que se puede pensar.
Si preguntamos por el término de Dios o por la idea de Dios entonces en realidad no preguntamos por lo que significa Dios en el Antiguo Testamento. Uno no puede preguntar por ese Dios del Antiguo Testamento de tal manera que uno prescinda de su obrar y de su hablar y trata de entender quién o qué es Dios aparte de él.
El término de Dios אֱלֹהִים, con el que comienza Génesis 1, no se puede separar de lo que aquí se habla de él.
(Claus Westermann, Génesis, capítulo 1-11, Comentario Bíblico Antiguo Testamento,, Neukirchen, Tercera Edición 1983, página 139)
En resumen: No se puede hablar de Dios si no se habla de lo que Él hizo.
Rayo de esperanza 1: Una pregunta fundamental formulada por Westermann, si Dios existe de verdad, está fuera de discusión. Esta es la primera luz que puede encenderse hoy para nosotros.
Entonces, no sigamos intentando explorar científicamente las antiguas palabras de la creación y de someterlas a un examen, ya que además se apoyan en otros mitos de la creación.
Dios es y como tal actuó desde el comienzo cuando todo era caos y confusión. ¡Signo de exclamación!
Evidentemente a Dios no le gustó mucho lo que vio. Porque tomó aquello que vio como punto de partida para una acción, eso que hoy llamamos creación. Tampoco aquí se deben hacer preguntas como “¿Cómo lo hizo?” O “¿Qué había antes?”, “¿Creó algo de la nada?” “¿Cómo se va a hacer algo de la nada?” Notamos que estas u otras preguntas similares nos distraen.
Hubo un motivo y Dios actuó. Rayo de esperanza 2!
Cuando Dios comienza a hablar, cuenta una historia. Le da expresión a sus pensamientos. Son intenciones. Está oscuro. Así que sería el momento de proporcionar luz. Y de lo que habla eso sucede.
Rayo de esperanza 3: De lo que Dios habla eso sucede. Hablar y actuar es una sola cosa.
Me parece que esto es suficiente para que hoy, en el día de la asamblea general, antes de que comencemos con ella, reflexionemos sobre ese Dios que es nuestro Creador y que nos muestra a través de su hablar y actuar lo que es importante.
Vuelvo a resumir y a trasladar lo dicho a nosotros como comunidad
- Rayo de luz 1: Solo podemos hablar de Dios y relatar qué huellas ha dejado en nosotros y en nuestra comunidad últimamente.
- Rayo de luz 2: También nosotros tenemos motivos para actuar. Por eso no es posible hacer como si no fuéramos los que somos desafiados por las respectivas circunstancias. Si vemos a una persona en necesidad, debemos aceptar el desafío y no discutir si la persona realmente esta necesitada o no.
- Rayo de luz 3: De nuestras percepciones surgen intenciones que intercambiamos entre nosotros para fijar objetivos. Es inconcebible que estos objetivos no se conviertan en acciones concretas.
Estaríamos aún sentados en la oscuridad, peor que eso, no existiríamos, si Dios no hubiera actuado.
Así que: ¡Enciendan la luz!
Reflexionemos entonces en lo que la luz le trae a este mundo y actuemos de acuerdo con ello. Que Dios nos bendiga también en el actuar hoy en la asamblea general.
Quiero cerrar con una oración de Bill Emory:
Abuelo, Creador del Mundo,
cañones perfumados con hierbas me hablan de ti.
El eco del llamado de las palomas repite tu nombre.
Siento tu presencia, mi voz te agradece.
Pájaro, insecto, roca y árbol oran conmigo.
¡Gracias Abuelo!
(Citado de: Jörg Zink, Bajo el gran Arco, Stuttgart 2001, página 50)
Amén.