Indigo danzante II

Tanzendes Indigo

Quiero caminar un rato. Moverse es bueno, esa era la frase preferida de mi abuela. Lo extraño es que nunca se alejó del tirano de la casa. Pero para qué me inmiscuyo en asuntos ajenos. Debería primero tener el control sobre mi propia vida. Otra reclusa de la institución se aproxima. Quiero pasar al lado de ella. Ella obstaculiza mi camino. Mi nombre es Rosalie. Estira su mano hacia mi. La esquivo y dejo al pez bola de colores perpleja atrás. Ningún contacto!! Tan pronto lo tengas serás uno de ellos. Yo no pertenezco aquí. La señora doctora comprenderá eso muy pronto. Tu eres una de ellos. Me volteo. No hay nadie. Huyo corriendo hacia mi habitación. Tu eres una de ellos, martilla en mi cabeza cuando me dejo caer agotada sobre mi cama. Cierro los ojos. ¿De alguna manera voy a poder escapar de mi propia locura? Tu eres una de ellos. No! Mi grito hace venir a una enfermera. Puedo hacer algo por usted? Yo niego con un movimiento de cabeza. Usted respira como un animal perseguido. ¿Qué le pasa? Hago un movimiento negativo. No quiero imponerme pero parece estar perdiendo el control sobre si misma. ¿Me puedo sentar un momento con usted? Sin esperar una respuesta se sienta a mi lado. Los primeros días son difíciles para todos. Nadie quiere estar aquí. Cada quien siente que está en el lugar equivocado. ¿Puedo presentarme? Hasta ahora no había tenido la oportunidad de hacerlo. Me llamo Alwine. No me mire así. No tengo la culpa. No puedo decir qué pensaron mis padres al ponerme ese nombre. En el colegio me decían simplemente Lawine *. Me tengo que reír. Los nombres pueden ser una maldición. Me hubiera gustado devolver mi nombre hace tiempo. Pero se adhirió a mi ser, como muchas otras cosas de las que no me puedo liberar. ¿No nos vamos a tutear? Por mi esta bien. Frida. No es realmente mucho mejor. Ahora nos reímos las dos. ¿Por que estás aquí? No me gusta leer actas. Prefiero que me cuentes algo personalmente. ¿Es una hora de psiquiatría camuflada? No es necesario. No, solo interés por ti. Lo hago corto. No me sentía bien y entonces pensé que lo mejor sería liberarme de toda la locura. Cuando me vi a mi misma en un puente sobre la vía del tren ya no supe para qué podía ser bueno. Una persona que pasó y me vió me bajó de la baranda y llamó inmediatamente a la policía. Antes de que supiera qué estaba pasando ya estaba aquí. Eso es todo. ¿Todo? ¿De qué querías huir? De mi misma. Como que no se puede. A menos que… ¿Y ahí fue cuando llegó la idea gloriosa de lanzarse al vacío?! Y eso que me da miedo caer. Evito hasta donde me es posible los ascensores, plataformas de observación y qué sé yo. ¿Sabes? Estuve en una situación parecida a la tuya. Hace años lo intenté con pastillas para dormir. Ese día mi madre llegó inesperadamente más temprano del trabajo y me encontró. A tiempo, como lo sé ahora. La señora doctora. Interrumpo. Te refieres a la Maschwitz. Si ella! En esa época ella era nueva aquí. Ella me ayudó mucho a encontrar otro camino de regreso a la vida. Puedes confiar en ella. Ella a veces toma caminos no convencionales. Pude conocer uno de ellos hoy. Luchó conmigo. Si, eso hace parte de su disciplina especial. A propósito es una experta reconocida en esgrima. Cuando era joven ganó todos los premios que se podía ganar a nivel nacional. Pero decidió no ser nominada para niveles más altos. No quiso dedicarse del todo al deporte. ¿Está casada? Me sorprendo de mi pregunta. Eso se lo tienes que preguntar tu misma. Ella mantiene su vida privada completamente en cubierto. Hasta ahora nadie le ha podido sacar algo. Incluso es un gran secreto en dónde vive. Pero volvamos a ti. No quiero seguir insistiendo. Pero debes saber que siempre puedes hablar conmigo. La señora doctora está de acuerdo. Le gusta la red de ayuda ampliamente establecida. Todos hacemos un trabajo importante para ella. Me encantaría que el médico en jefe el doctor Wittig, lo viera de la misma manera. El es de la vieja guardia y se considera irremplazable. En el fondo la señora doctora está en su lista de lanzamiento. Le parece demasiado poco convencional. ¿Te puedo volver a dejar a solas? Yo asiento. Y si pasa algo, sabes en dónde encontrarme. Las noches pueden ser largas, justo entonces cuando el propio gabinete del horror ha tomado posición. Me atengo a eso. En la mitad de la noche tengo tanto frío que voy a buscar a Alwine a la sala de enfermeras. ¿Cómo te puedo ayudar? Tengo mucho frío. Voy a prepararte un baño relajante. Para mi sorpresa el baño está enchapado con baldosas rojas. Alwine me mira sugestivamente. Una medida de remodelación de la señora doctora. Quiere activar los centros de energía de ustedes. Puedes imaginar lo que dijo el médico en jefe, cuando llegó un día de sus vacaciones. Es un médico clásico y no le gusta nada ese escamoteo. Los juegos de colores no son para él. Esta centrado en la medicina tradicional. Sin pastillas para él no funciona nada. En algunos días sabrás quién es tratado por él y quién es paciente de la señora doctora. Desafortunadamente no tenemos influencia sobre ello. Así que considérate afortunada. Con la señora doctora te ganaste la lotería. Cuando me meto en la bañera, me recibe un calor agradable. Siento mi sangre pulsar en las venas. Relajada, logro hacer desaparecer los últimos días. Mi interior se abre en rojo y yo lo convierto en un juego. Mi propio abecedario rojo: rojo amapola, rojo baldosín, rojo cresta de gallo, rojo damasco, rojo esperanza, rojo fuego, rojo granada, rojo hoja, rojo indio, rojo jazmín, rojo loto, rojo manzana, rojo nardo, rojo ojo rojo, rojo púrpura, rojo quinua, rojo rosa, rojo semáforo, rojo terracota, rojo urbano, rojo vino, rojo zanahoria. Faltan los sospechosos usuales, que faltan en todo juego de ciudad, país, río: K, W, Y.

* Juego de palabras en alemán. Lawine significa alud.