Indigo danzante XI

Tanzendes Indigo

En el jardín se desencadena una fuerte tormenta. Se anuncian ráfagas de tormenta con velocidades de huracán. El cielo se oscureció. El negro cuervo se une al negro interior. Cierro los ojos, extiendo mis brazos. Mentalmente alcanzo luz la cual aclara un poco mi oscuridad. Rojo. Rojo fuego. Si pudiera, me lanzaría hacia la bola candente en el cielo sin dudar. Tengo frío. Me quito la ropa y me escondo debajo de la cobija. Es extraño que a cuanto más odio la oscuridad más disfruto estar acostada enrollada debajo de la cobija. Una cueva que me da seguridad. Lentamente puedo sentir cómo el calor regresa a mis extremidades. Alguien golpea en la puerta. ¡Siga! Alwine entra con una taza de té. Ese es un clima en el que uno sólo puede esconderse en la cama. Yo asiento con la cabeza. ¡Gracias! Algo caliente te hará bien. Si la mezcla especial pudiera aligerar mi estado de ánimo, me alegraría muchísimo. Los acontecimientos del día me hicieron caer hace rato en un hoyo profundo. ¿Qué pasó? Ah, nada. La madre de Pia estuvo aquí un momento hace un rato. Comenzamos a conversar un poco. Una palabra llevó a la otra. Entonces cuando yo… Rojo. Negro. ¿Frida? No tienes que contarme nada. ¿Y de qué otra manera me puedo librar del horror? Alwine me mira comprensiva. Sus ojos marrón como el café brillan. Quiero hundirme en ellos y olvidar todo alrededor de mi. Tomo aire profundamente. Su agradable fragancia está en el aire. ¿Frida, te sientes bien? Si. Solo que hueles bien. Alwine se sonroja. Algo perturbada sacude la cabeza. Perdona, no quise ofenderte. Pero entre todos estos olores estériles de este establecimiento hueles simplemente de forma arrolladora. No estoy segura si quiero clasificarme dentro de los líquidos de desinfección y de limpieza. Lo siento. Ya dejo de hacerlo. Tómalo como un intento poco hábil de hacerte un cumplido. Tu presencia sencillamente me hace bien y… Déjalo así. Habías comenzado a contar sobre tu encuentro con la señora Dieckmann. Como ya dije, su visita fue corta y cuando mencionó… Rojo. Negro. Comienzo a toser. Alwine me golpea suavemente la espalda. No tengas miedo, no estás sola. Dejo caer mi cabeza hacia adelante sobre su pecho. Ella no retrocede. Al contrario. Ella me abraza y me sostiene fuerte. ¡Di ya que fue lo que te sacó de tu tranquilidad! Su mano se desliza sobre mi espalda. Rojo. Cuando ella comenzó a contar que el padre de Pia la… Rojo. Negro. Dos palmas de mano cálidas sobre mi espalda. Amarillo claro me acoge. Quieres decir… Si, El padre de Pia parece que abusó de ella cuando ella era muy joven. Escuché de eso. ¿Hay algo que tu no sepas? Claro, pero en nuestras reuniones de equipo nos informan detalladamente sobre cada paciente. ¿También sobre mi? También sobre ti. Es importante para que podamos ayudarles de manera cuidadosa y apropiada. Tu misma puedes sentir el impacto que tiene una palabra dicha sin pensar. Me suelto de su abrazo. Eso si que lo puedes decir. ¿Te puedo preguntar algo? Dale. ¿Crees que en algún momento puedo dejar mi pasado atrás. Hay esperanza? Por un momento sus ojos se ensombrecen. Su ceño se frunce. Yo me volteo hacia otro lado. Esta bien. No tienes que contestarme. Tal vez soy un caso sin esperanza como el de Pia. Algún día también me van a encontrar sin vida en algún lugar. Desearía que ya fuera así. ¡Frida, por favor deja eso! Si dudé entonces solo porque ya viví muchas cosas aquí como para decirte con una sonrisa, ‘todo va a estar bien‘. Quiero seguir siendo sincera. Ese es uno de nuestros principios más importantes aquí. No somos una institución para reparación. Sin ustedes no funciona nada. Pero si tengo presente como te amoldaste en los pocos días que llevas aquí, el valor que tienes para enfrentarte con tu pasado, si, soy cautelosamente optimista. ¿Cautelosamente optimista? Por favor no pongas cada palabra sobre la báscula de oro. Lo que quiero decir es que estás en un buen camino. Sonrío. Creo que eso ya lo escuché una vez. Míralo de la siguiente manera. Tardaste veintiséis años para llegar a este lugar y este sitio en tu vida. Eso son mas de treinta y un millones quinientos treinta y seis mil segundos. Es decir mucho tiempo ha pasado desde tu nacimiento y mucho más si contamos el tiempo que estuviste en el vientre de tu madre. Mucho más tiempo comparativamente que los cortos momentos que llevaron tu vida al abismo. ¡Qué significan esos ejemplos numéricos! Rojo. Negro. Surge el enfado. Lo que dices es superfluo. Realmente crees que tiene un sentido. Incluso si hubiera caído al fondo del abismo por una milésima de segundo. ¿Quieres burlarte de mi? Quieres decirme que considerando mi tiempo total de vida, lo que viví lo puedo desatender? Creo que tu misma caminaste sobre tierra movediza con tus palabras. Es mejor que te vayas. Alwine se levanta y está a punto de irse. Tienes razón. Lo que quise decir, lo expresé de manera inadecuada. Déjame intentar decirlo de otra forma. No quiero irme con esta desavenencia entre nosotras. Mis palabras también fueron hirientes. Por el tono de mi voz noto lo herida que me siento. Frida, todos aquí queremos ayudarte a dirigir la mirada a tu vida completa. Lo abismal seguirá siendo abismal. Simultáneamente hay otras partes muy valiosas en tu vida, experiencias que te pueden ayudar a dar los siguientes pasos hacia un buen futuro para ti. Incluso entonces, cuando tu horrible pasado no ha pasado. Eso lo puedo escuchar y aceptar. Ella da nuevamente un paso acercándose a mi, toma mis manos. Estas dos manos pueden sostener y soltar. Tu eres la que decide. Y nosotros somos los que te apoyamos cuando tu pasado quiere amordazar tus manos. Yo no quiero volver a soltar sus delicadas manos. Se me escabullen. Tengo que irme otra vez. Gracias por todo. Perdona mis duras palabras. Estoy feliz, que me las hayas dicho. Así y no de otra manera. No me gusta pensar sobre aquello que debe ser dicho espontáneamente. Así solo sale una mezcla de comentarios incomprensibles. ¿Crees que es así? Piénsalo. ¿Cuántas veces dices realmente lo que piensas? La mayoría de veces sólo cuando ya no hay otra forma. ¿Ves? Entonces, hasta luego. Por un tiempo miro hacia la puerta que se cerró hace rato.