Sermones de Navidad 2019

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Se puede leer, lo que estaba escrito, no todo lo que dije. Cada misa es una acontecer vivo. Por eso hablé sobre Loriot (Loriot fue un humorista alemán, llamado Bernhard-Viktor Christoph-Carl von Bülow (12 de noviembre 1923 – 22 de agosto 2011), conocido como Vicco von Bülow o Loriot). y la historia de la Navidad en donde los Hoppenstedt. (https:// http://www.youtube.com/watch?v=jJH8sW3aYIY) La historia muestra que Navidad siempre está llena de sorpresas y siempre lo estará… 

 

Nochebuena – Kirchenbollenbach 

Queridos hermanos,
„El país necesita de nuevos hombres“, cantaba Ina Deter a comienzos de los años ochenta y añadió „el país tiene nuevas mujeres“. Algunos la catalogaron como sobreexcitada o como demente y otros comprendieron su convocatoria para una nueva era.

Lo que en ese entonces fue una convocatoria del movimiento feminista, “conviértanse en otros hombres”  sigue vigente. A nivel mundial son sobre todo los hombres los que gobiernan y se desempeñan en las funciones decisivas del poder. Y las mujeres, a ellas se les sigue tratando de convencer que la cocina, los hijos y la iglesia continúan siendo interesantes. Las mujeres se defienden con éxito diferente contra los patrones de roles. Ya no es tan impensable que las mujeres gobiernen un país. Pero honestamente, cuando las cosas se ponen difíciles, mucha gente busca a un hombre fuerte, uno que pueda actuar y que no se detenga ante nada.

En Navidad podemos soñar un mundo diferente. Desarrollar visiones de un mundo que sea tan diferente del actual que nos sintamos mareados. 

Imagínense, Ljubow Sobol, una mujer rusa, perteneciente a la política de oposición es elegida en la segunda vuelta de elecciones como nueva presidenta de Rusia para reemplazar a Putin.

En Turquía, Ganan Kaftancioglu, quien por mucho tiempo alzó la voz en nombre de las víctimas mudas en su propio país, lo logra.

En Siria rige Dima Moussa, quien en algún momento reconoció para si misma, que es importante asumir la responsabilidad por su país y en una elección convocada pero a la vez subestimada por Assad, fue elegida en la primera vuelta como nueva presidenta de Siria.

En la foto de despedida de la última reunión del G20, de los veinte países industriales y emergentes más importantes, por primera vez se ven más mujeres que hombres. 

Sienta dentro de si por un momento. Sienta algo de esta energía que casi exagera apoteósicamente cada partida hacia una nueva era.

Ezequiel era el hijo de un sacerdote y hacía parte de aquellos que fueron apresados  en Babilonia por el rey Nebukadnezar II. Fue contemporáneo del profeta Jeremías. Se presentó como profeta en el sexto siglo antes de Cristo en Mesopotamia por décadas y dejó huellas de su aparición hasta hoy.

Ezequiel 37,24-28 

24 Mi siervo David será su rey, y todos tendrán un solo pastor. Caminarán según mis leyes, y cumplirán mis preceptos y los pondrán en práctica. 25 Habitarán en la tierra que le di a mi siervo Jacob, donde vivieron sus antepasados. Ellos, sus hijos y sus nietos vivirán allí para siempre, y mi siervo David será su príncipe eterno. 26 Y haré con ellos un pacto de paz. Será un pacto eterno. Haré que se multipliquen, y para siempre colocaré mi santuario en medio de ellos. 27 Habitaré entre ellos, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. 28 Y cuando mi santuario esté para siempre en medio de ellos, las naciones sabrán que yo, el Señor, he hecho de Israel un pueblo santo.” »

En Navidad recurrimos a las visiones antiguas. Las ideas de un mundo mejor que en todo caso nos hará sentir mas felices y satisfechos. Los héroes que son llamados, siempre hombres, son seres parecidos a un dios, que le traerán al pueblo, se refiere al pueblo de Israel, aunque con el significado universal, un tiempo de prosperidad que no terminará.

Muchos versículos, también este sugerido para la Nochebuena de hoy, lo leemos con nuestras gafas. Jesús de Nazareth es inequívocamente ese siervo de David. En él se  cumplieron todas las predicciones de tiempos antiguos. Con él inicia algo nuevo: el tiempo de sanción para todos los seres humanos.

Si, y si por un momento nos sumergimos dentro de nosotros mismos y mantenemos los ojos cerrados, entonces sentimos nuevamente esa energía, que surge solo de la idea “¡Así debe ser!”

Otro profeta relata: “Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros, y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. ” Isaías 9,6

En Navidad realzamos mucho lo que generalmente se encuentra en el suelo en nuestra vida. Nos hacemos un mundo mejor en nuestra imaginación, un mundo más apacible, más colorido, simplemente más bonito. Y a veces da resultado mantener ese sueño por lo menos durante los días de Navidad, hasta que, si, hasta que, ustedes ya saben…

Aunque ya hace tiempo no creemos en Santa Claus, en Papá Noel o en el Niño Dios, en Navidad abandonamos por momentos, horas y días el mundo de la mente, del entendimiento para disfrutar de un sentimiento que nos dice: “¡Así debe ser!”

Que el Niño Dios venga y nos encante. Una vez más queremos estar juntos, en paz por algunas horas. Que nuestra reunión esté llena de profundos sentimientos del uno por el otro, con un profundo afecto, más allá de lo que en general nos dificulta la vida de unos con otros. En medio de la luz de las velas se dirán palabras que habíamos anhelado escuchar durante mucho tiempo. Intercambiamos gestos llenos de sentimientos hondos. Si, en algunos lugares las personas se reconcilian por encima de las tumbas de la historia desastrosa.

La Navidad nos enseña a escuchar nuevamente nuestros sentimientos. Ellos son mucho más antiguos que nuestro entendimiento. Cuando en estos días encendemos velas con más frecuencia y seguimos la magia de la luz de las velas y por un momento apagamos nuestro entendimiento, entonces podemos sentir la mágica energía del comienzo, cuando Dios dijo: “¡Hágase la luz!”

Con palabras de Dorothee Sölle quiero decir: Nosotros los humanos podemos inventar un segundo mundo. Tenemos ese don, de soñar algo en que confiamos, que todavía no existe. Y podemos ir más allá con esta idea. Podemos elevarnos a alturas vertiginosas, porque en esos lugares sentimos una energía que lo abarca todo, la que nos une con todo y con todos.

Así otros nos cataloguen como soñadores o dementes, aún así los invitamos a imitarnos en Navidad.

Poder soñar, es el más grande regalo en Navidad. Cierren los ojos por un momento y sueñen conmigo. De una reunión armoniosa. De regalos que nos conmueven profundamente y nos hacen felices porque nos hacen sentir que alguien nos dio un regalo muy personal. De conversaciones que expresan la felicidad de estar vivos y de estar juntos. De tiempos de silencio en los que nos une tanto sin palabras con el otro.

Y al final se extiende un brillo en nuestros rostros, nuestras mejillas arden y los ojos centellean. 

Quiero finalizar con palabras del respetado Paul Gerhard:

„Oh sol, que me alcanzas la luz de la fe, que hermosos son tus rayos!“ 

Amén. 

Kirchenbollenbach, 24.12.2019 

 

Nochebuena – Dickesbach 

Queridos hermanos, 

En Navidad podemos soñar otro mundo, desarrollar ideas sobre otro mundo que son tan distintos del mundo actual, que pudiéramos sentir vértigo.

Las fiestas más hermosas de Navidad son aquellas en las que ocurre algo especial, algo inesperado, esas en donde algo se transforma dentro de nosotros, tal vez incluso se muestra algo que no sabíamos que existiera.

Navidad quiere decir, abrir las manos para recibir un regalo, de personas queridas o simplemente de la vida. Maravillados miramos lo que sostenemos en las manos y nos preguntamos: ¿Eso es para mi?

¿Qué tiene preparado el mensaje de Navidad profundamente escondido en el texto para el sermón de hoy para nosotros? Como visitantes versados de la iglesia creemos saber lo que hoy, igual que el año pasado y todos los años debe venir.

Detengámonos por un momento. Tal vez seamos sorprendidos con lo que el profeta Ezequiel tiene que decirnos.

Ezequiel, esto sea anotado, era el hijo de un sacerdote y pertenecía a y hacía parte de aquellos que fueron apresados  en Babilonia por el rey Nebukadnezar II. Fue contemporáneo del profeta Jeremías. Se presentó como profeta en el sexto siglo antes de Cristo en Mesopotamia por décadas y dejó huellas de su aparición hasta hoy.

Ezequiel 37,24-28 

24 Mi siervo David será su rey, y todos tendrán un solo pastor. Caminarán según mis leyes, y cumplirán mis preceptos y los pondrán en práctica. 25 Habitarán en la tierra que le di a mi siervo Jacob, donde vivieron sus antepasados. Ellos, sus hijos y sus nietos vivirán allí para siempre, y mi siervo David será su príncipe eterno. 26 Y haré con ellos un pacto de paz. Será un pacto eterno. Haré que se multipliquen, y para siempre colocaré mi santuario en medio de ellos. 27 Habitaré entre ellos, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. 28 Y cuando mi santuario esté para siempre en medio de ellos, las naciones sabrán que yo, el Señor, he hecho de Israel un pueblo santo.” »

Se escuchan nuevamente las palabras claves que conocemos demasiado bien: siervo de David, príncipe, pacto de paz. Mentalmente completo las palabras de otro profeta: “Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros, y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. ” Isaías 9,6

Si, así es siempre, al leer nos aferramos a aquello que conocemos y que hemos escuchado. “Tu no me escuchas”, le reclama la esposa al esposo. “Si, claro” responde este. “Debo traer el árbol de Navidad, velas y lametta.” 

“Y qué hay de… ah, olvídalo. Tu ya no escuchas cuando te digo algo.”

Las personas que cada vez tienen más la impresión que nadie los escucha, en algún momento dejan de hablar. Es una lástima, pues siguen teniendo algo que decir.

¿Que tan atentos escuchamos el texto para el sermón de hoy? ¿También percibimos conscientemente lo siguiente?

“Habitaré entre ellos, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.”

De una manera un poco escondida Ezequiel también habla de ello. Dejamos esto a un lado a la ligera cuando lo escuchamos. No importa. Siervo de David, príncipe y pacto de paz, si, eso es importante. Y nosotros los predicadores nos lanzamos sobre ello como buitres y aceptamos la comida conocida con agradecimiento.

Si escucháramos, si durante el año percibiéramos de manera más precisa lo que mueve a las personas en el ir y venir de la vida, entonces no nos lanzaríamos tanto sobre lo que todos los años supuestamente se dice en Navidad. 

“Habitaré entre ellos”

¿Qué opinamos sobre los invitados que se convidan a si mismos? ¿No nos parecen más bien desagradables? Pero aquí Dios se invita a si mismo. En el versículo anterior dice: “y para siempre colocaré mi santuario en medio de ellos.”

Dios quiere vivir con nosotros. Él quiere formar parte de nosotros. Ser parte de nuestras vidas, lo que en el fondo, visto desde su perspectiva, siempre ha sido así. Pero nosotros vivimos la mayor parte del año de tal manera como si eso no fuera así. Planeamos, ordenamos y conformamos nuestra vida, aunque él está sentado a nuestra mesa todos los días y trata de hablar cada vez de nuevo.

Estamos tan pre-programados en este mundo orientado hacia la velocidad y eficiencia, que aquello que sabemos hace tiempo,  ya lo hemos verificado, lo que se ha dicho mucho antes de que se diga.

“¡Tu no me escuchas!”

Eso lo puede decir Dios de muchos de nosotros.

“Una vez al año vienes y quieres tenerme como decoración de una fiesta. Eso es muy poco para mi. Yo quiero vivir contigo. Todos los días. Quiero ser parte de tu vida. Alegrarme contigo y llorar contigo. Escucharte y alentarte, cuando lo necesites.”

¿Qué cambiaría si le diéramos entrada a Dios diariamente? O dicho de otra forma: si le diéramos espacio al Dios en nosotros?

Nos falta algo si Dios no vive realmente perceptible en nosotros. Si solo lo invitamos, porque así se hace, invitar a Dios como a un tío que no queremos para Navidad, solo porque hace parte de la familia.

En Navidad se separan los fantasmas. Con demasiada frecuencia nos vemos a nosotros mismos en donde se separa el camino entre percepción transfigurada y lo que realmente es:

¡Mi morada será en ti!

Permitir, que alguien viva con nosotros o que incluso encuentre lugar dentro de nosotros, eso transforma toda la vida. Es un riesgo. Puedo pedir consejo a otros, escuchar cómo les va a ellos con Dios. Si es bueno dejarlo entrar a la propia vida. Pero al final tenemos que atrevernos.

Les deseo, que se atrevan a darle entrada a Dios. Que lo dejen entrar en sus vidas. En los días brillantes del verano como en los días lluviosos de otoño cuando la lluvia parece interminable, cuando la niebla se enreda como un velo en los valles y en las montañas. Entonces cuando los días están llenos de luz y calor, como cuando son oscuros, sus noches son inquietas y sus corazones están fríos. Les deseo que entonces sientan algo de esa luz que nos llena hoy. Tal vez un detalle que toque su alma y que continúen ardiendo como lumbre que puede ser atizada una y otra vez. Tal vez la luz de las velas, una estrofa de una canción, una mirada, un roce.

Abrámonos a la presencia de Dios, dejémoslo entrar en nuestras vidas!

Amén. 

Dickesbach, 24.12.2019 

 

Primer día de Navidad – Göttschied 

Tito 3,4-7 

Pero cuando se manifestaron la bondad y el amor de Dios nuestro Salvador, 5 él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia sino por su misericordia. Nos salvó mediante el lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu Santo, 6 el cual fue derramado abundantemente sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador. 7 Así lo hizo para que, justificados por su gracia, llegáramos a ser herederos que abrigan la esperanza de recibir la vida eterna. 

Queridos hermanos,

Todos los años nos alegramos nuevamente por los días festivos especiales, el tiempo que es un regalo para compartir en unión con nuestros seres queridos.

Todos los años escuchamos nuevamente la buena nueva de la cercanía de Dios hacia nosotros los humanos, del nacimiento de Jesús y del tiempo de sanción que era el propósito de su venida.
Todos los años deseamos nuevamente que las experiencias de Navidad se extiendan con su brillo por el resto del año. Que los contactos con seres queridos y amigos no se rompan, sino que se ahonden a través del año y sean parte de la vida cotidiana.

Todos los años tenemos nuevamente la esperanza que con el nuevo año el mundo sea otro un mundo más apacible y mejor para todos los seres humanos.

Cada año tenemos nuevamente la intención de vivir más en armonía con Dios.

Cada año comprendemos nuevamente en febrero, que la rutina regresó a nuestras vidas, que de las mejores intenciones no resultó lo esperado y que el mundo no es mejor, a lo sumo sigue igual.

Me imagino a una pareja de abuelos, que en las últimas semanas y en los últimos días ha tenido mucho tiempo, muchas ideas y ha invertido mucho amor para preparar todo para el primer día de Navidad. Desde hace muchos años sus hijos volvieron a aceptar la invitación, vienen desde cerca y desde lejos con sus familias. El árbol de Navidad que el abuelo escogió en el bosque, es especialmente bello. El asado resultó excelente. Los regalos están empacados en lindo papel y decorados con cintas color rojo intenso. Están dispuestos debajo del árbol cada uno en su lugar reconocible para cada uno por un pequeño Papá Noel personalizado, que facilita a los nietos encontrar sus regalos. Ahora están esperando a sus seres queridos y esperan con alegría momentos inolvidables.

Efectivamente son momentos inolvidables. Con lágrimas en los ojos se abrazan para despedirse y aseguran comunicarse pronto y no esperar otra vez hasta Navidad.

Presentimos cómo será probablemente la realidad. La rutina se apodera tanto de los hijos que casi no hay tiempo para hacer una corta llamada telefónica.

Todos los años es así, y quien pueda decir algo diferente es bendecido.

¿No le ocurre a veces los mismo a Dios con nosotros como a aquellos abuelos que luego de una estupenda fiesta de Navidad esperan que el contacto al fin se vuelva a intensificar? 

¿Renovación en el Espíritu Santo, del que habla el autor del texto para el sermón del día de hoy, en qué puede consistir? Se renueva algo en nosotros cuando la Navidad en familia o en momentos contemplativos con Dios transcurre como nosotros lo habíamos esperado?

A veces me parece la Navidad como una especie de fiesta de aniversario de la confirmación. Cuántas veces escucho: hoy todo fue muy lindo, pero no se moleste conmigo si no vengo próximamente tan seguido a la misa.

Al final nos puede ayudar un discernimiento: sigue siendo bueno y sanador, a pesar de todo, lo que es bueno y sanador para nosotros… o incluso entonces cuando otros lo ven de otra manera para si mismos.

Finalmente es nuestra vida y experiencia las que son enriquecidas. Nos sentimos agasajados por Dios… y esto no solo en Navidad. Nos alegramos por su presencia y por acompañarnos durante todo el año.

No siempre ni todos los días logramos ser uno, convertirnos en uno con Dios. Pero estamos en buen camino. Nos abrimos y lo invitamos.

Juliana von Norwich, una mística inglesa del siglo trece dijo:

Nos alegramos que Dios permanece en nuestras almas, y más aún nos alegramos que nuestra alma permanece en Dios

Nuestra alma está destinada

A ser morada de Dios

Y la morada de nuestra alma es Dios

Es grande saber

Que Dios nuestro Creador vive en nuestra alma

Y es más grande ver y saber

Que nuestra alma creada en Dios tiene su esencia. De esa esencia que está en Dios, somos lo que somos

En el fondo, y esta es una de las sabidurías más profundas de Navidad, Dios está en nosotros y nosotros en él. Con el nacimiento de Jesús esto tenía que aclararse otra vez. Aunque nosotros lo sabemos, incluso lo presentimos con cada recién nacido que sostenemos en brazos.

Escuchemos entonces con atención cómo el corazón de Dios palpita en nuestro corazón.

Amén

Abteikirche Göttschied, 25.12.2019