Lukas 18
35 Sucedió que al acercarse Jesús a Jericó, estaba un ciego sentado junto al camino pidiendo limosna. 36 Cuando oyó a la multitud que pasaba, preguntó qué sucedía. 37 —Jesús de Nazaret está pasando por aquí —le respondieron. 38 —¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí! —gritó el ciego. 39 Los que iban delante lo reprendían para que se callara, pero él se puso a gritar aún más fuerte: —¡Hijo de David, ten compasión de mí! 40 Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. Cuando el ciego se acercó, le preguntó Jesús: 41 —¿Qué quieres que haga por ti? —Señor, quiero ver. 42 —¡Recibe la vista! —le dijo Jesús—. Tu fe te ha sanado. 43 Al instante recobró la vista. Entonces, glorificando a Dios, comenzó a seguir a Jesús, y todos los que lo vieron daban alabanza a Dios.
Queridos hermanos,
Cerca de Jericó está sentado un ciego al lado del camino y pide limosna. No es un camino cualquiera. El sin nombre está sentado al borde de una carretera comercial y de caravanas. A diario pasan personas por allí, por lo cual la perspectiva de ganarse la vida mendigando no parece absurda.
El hecho que los alrededores de Jericó se encuentran cerca del Valle del Jordán y con ello 250 metros bajo el nivel del mar, pueden reforzar la impresión de encontrarse más cerca del infierno que del cielo.
Qué hace un ciego en esa región? Esta pregunta se impone. En dónde vive? En dónde está su familia? No tiene familia?
Algo parece seguro: él está marginado casi del todo de la vida. Así como él no puede ver a otros, así él casi no es visto por los demás.
Lo notamos inmediatamente en este modismo “ser visto”. Hay más que una percepción óptica. SER VISTO significa ser percibido por otros como persona, completamente, tanto con la imagen exterior como con el estado de ánimo interior.
No pocas veces la gente habla de que su estado de ánimo no es percibido por los demás, su angustia, tal vez incluso su soledad no son vistas, hablan de que otros no los ven.
Qué no hace la gente con tal de ser vista? Algunos optan por una acción tan perturbadora que uno desearía que nunca hubieran nacido.
Muchas personas que se fijan en las víctimas asesinadas Ferhat, Mercedes, Sedat, Gökhan, Hamza, Kolojan, Vili, Said tal vez piensan lo mismo que yo: si aún estuvieran vivos, nadie fijaría su atención en ellos. Simplemente estarían vivos sin que aparecieran de manera especial en sin número de informes en los medios. Sus familias y amigos los verían como todos los días, nada más.
No, no quiero ni puedo interpretar el acto inhumano en Hanau de la noche del miércoles pasado. Es y sigue siendo un acto brutal de una persona llena de odio.
Así solo puede actuar alguien que ha perdido hace mucho tiempo toda esperanza por un futuro mejor.
Volvamos nuestra atención al pordiosero ciego. Admito que también pertenezco a la clase de personas que pasan al lado de un pordiosero de una manera más bien distraída. No siempre, a veces doy algo de dinero, pero pocas veces o nunca me detengo, comienzo una conversación y tengo curiosidad por la historia de vida que está detrás del letrero de cartón “no tengo casa”.
Me imagino que mi descuido no tiene consecuencias. Un Euro más o menos no va a lanzar al pordiosero al abismo.
Y sin embargo me pregunto: no sería más valioso el verdadero interés por el mendigo sentado frente a mi en el suelo frío, que un Euro sacado rápidamente de mi bolsillo?
Me dejo llevar por esta pregunta. Me es difícil evadirme. Al mismo tiempo algo en mi trata de contradecir. Qué tiene que ver el destino del pordiosero con mi vida? En el fondo no lo conozco. En dónde está la conexión entre él y yo? Pienso que no la hay. Así puedo seguir mi camino sin haber dado ni dinero ni mi atención. Ni siquiera me siento mal. En esto me engaño a mi mismo. Me imagino que el mendigo grita detrás de mi pidiéndome tener misericordia. La angustia de otra persona no puede serme indiferente, me digo.
La historia del ciego, de eso estoy seguro, me muestra, nos muestra a todos el espejo. Nos es muy fácil preguntarle a alguien: “Cómo estás?” Y nos gusta escuchar “bien” o “excelente”. Incluso ofrecemos nuestra ayuda en caso de… ustedes ya saben, el que todos esperamos que no ocurra. “Si te puedo ayudar, déjame saber”. Si esa intención es tomada en serio tenemos problemas. “Con gusto, pero…”
Por qué fracasa nuestra disposición a ayudar? Reflexiono. No fracasa porque seamos todos personas sin corazón. Me doy cuenta que a menudo fallo por mi mismo. No confío en que pueda ayudarle a alguien a salir de una situación realmente difícil. Por eso me detengo o huyo.
Pero por qué sé que el mendigo quiere más que una palabra amable y tal vez un Euro o dos? Por qué soy tan presuntuoso de pensar que mi ayuda, sea de la forma que sea, debería según mi opinión cambiar su vida para mejor?
Tal vez el milagro de Jesús ocurre porque él le da al mendigo lo que le exige. Jesús se vuelve hacia él, sin atar su ayuda a una condición.
Seguramente las personas que nos piden algo no quieren algo diferente. Quieren ser vistos en su angustia personal percibida. No quieren explicaciones. No quieren escuchar que su angustia es marginal comparada con la de los demás.
No ser visto o no ser escuchado puede llevar a la resignación y en el peor de los casos generar sentimientos negativos, incluso odio. Alguien que vive con la sensación que el mundo no fue creado para su propio bien y que está en desventaja por las condiciones de su tiempo, necesita ayuda. Cualquiera que pase a su lado, solo va a reforzar su forma de ver las cosas.
“Solo hubiera tenido que timbrar, él era nuestro vecino. Desde luego le hubiera abierto la puerta”, declaró una vecina del asesino de Hanau.
Soy ingenuo si me imagino que él hubiera actuado así. La vecina lo habría dejado entrar. Le habría ofrecido un café y habrían entablado una conversación. Y ella le habría preguntado qué tiene debajo de su chaqueta y él habría contestado: “ah, nada.”
Van a seguir ocurriendo cosas horrorosas. Sería fatal si nos distanciamos porque creemos que no podemos lograr nada. Probablemente nuestro actuar no va detener el curso de la historia, pero puede cambiar el rumbo.
Amén
Göttschied 23.02.2020