Sirviendo a otros

cropped-170116-augen-2.jpgSermon Domingo Judica

San Marcos 10

42 Así que Jesús los llamó y les dijo: —Como vosotros sabéis, los que se consideran jefes de las naciones oprimen a los súbditos, y los altos oficiales abusan de su autoridad. 43 Pero entre vosotros no debe ser así. Al contrario, el que quiera hacerse grande entre vosotros deberá ser vuestro servidor, 44 y el que quiera ser el primero deberá ser esclavo de todos. 45 Porque ni aun el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.

Queridas lectoras, queridos lectores,

En estos días nos llegan una y otra vez imágenes e informes de personas que se consagran a su servicio con dedicación: médicas y médicos, enfermeras y enfermeros, cuidadoras y cuidadores en los hogares de ancianos. Ellos trabajan diariamente más allá de lo normal por los que se han infectado y enfermado por el Coronavirus. Haciendo eso asumen un riesgo muy alto, se exponen a ser infectados y probablemente a enfermarse. Ellos hacen esto como muchos otros en las clínicas y en los hogares de ancianos para que el trabajo se realice de manera exitosa y profesional.

Lo mismo aplica a aquellos en consultorios médicos que tratan cada vez más con pacientes que prefieren estar seguros de su salud, incluso sin síntomas. Nunca saben realmente si un infectado llega a ellos.

No se debe olvidar a las personas que trabajan en oficinas y funciones públicas y que trabajan mucho por el bien de todos, ya sea en la policía, los bomberos o en oficinas reguladoras y en otros lugares.

Para nosotros en el servicio pastoral y comunitario, el peligro, si lo puedo llamar así, se ha vuelto más previsible. Las vida en las congregaciones religiosas se ha detenido, en todo caso de la forma acostumbrada y sobre todo en el contacto directo con los miembros de la congregación que lo aprecian y lo buscan para si. 

Para muchos de nosotros el peligro acecha fuera de nuestras cuatro paredes al ir de compras. Este parece reducible si nos atenemos a los códigos de conducta.

Sentarse con los poderosos puede ser tentador en estos días, pero no es garantía de una salud duradera. Quizás el uno o el otro pueda mirar hacia el futuro al menos financieramente más relajado. Pero, como lo han demostrado los últimos días, en última instancia tampoco están a salvo del virus.

Desde mi punto de vista, en este momento parece sorprendente que hayan muchos conflictos de sistemas entre los mundos. Se detectan los causantes del virus. No faltan las acusaciones mutuas. El pathos nacionalista se conjura, como si se quisiera expresar que una nación podría incluso salvarse de esta pandemia.

Me alegro y estoy agradecido que haya algunos expertos que nos ayudan diariamente a entender los hechos y la realidad. Pues hay algo que es cada vez más amenazante: se establecen los mecanismos que ponen en tela de juicio a nuestra sociedad civil y con ello mueven los cimientos de nuestra sociedad.

Hay mucho en juego. No podemos perder nuestras vidas. Eso sería terrible para nosotros y nuestras familias. Podemos perder dinero. Hay algo que, si se perdiera, podría tener consecuencias catastróficas para el futuro de Europa y el mundo como comunidad de estados. Queremos realmente vivir en un mundo en donde al final los más fuertes financieramente pueden gobernar a los más débiles aún mas de lo que en la tendencia siempre lo han podido hacer?

En algunos distritos y comunidades impera el estado de excepción. Los responsables han optado por el cierre de localidades completas. Pero idiotas individuales, como los quiero llamar libremente, o aún peor tontos, estúpidos o memos, como tal vez lo expresarían los jóvenes, esos imbéciles toman senderos furtivos, van hasta comunidades vecinas para hacer compras y aprovechan para visitar algunas personas aún no infectadas.

A propósito, Idotes eran en la antigua Grecia las personas privadas que no se involucraban en ninguno de los cargos públicos. Queremos una sociedad en la que durante semanas y meses solo arda la lucha por la propia existencia?

En qué clínica, en donde qué médico nos queremos dejar atender en las próximas semanas si todos realmente piensan solo en si mismos y dejan atrás el cuidado del bien común?

Honestamente no estoy seguro si quiero dar mi vida en rescate de muchos y si verdaderamente pudiera hacerlo. Y sin embargo sé que también debo contribuir para que nuestras vidas sigan valiendo la pena después de la crisis del Coronavirus. En esto todos todos tenemos un desafío.

Y tan patético como esto pueda sonar: la situación se ha vuelto una tarea nacional, una tarea para todas las personas. Aquí no podemos ser lo suficientemente vehementes.

En una película contemporánea podría decirse más o menos así: “En sus ojos veo ese miedo que también me hizo desesperar. Puede llegar el día en que el coraje de las personas se desvanezca, porque abandonamos a nuestros compañeros y se rompen los lazos de amistad – […] ¡pero este día aún está lejos, porque hoy luchamos! ”(Señor de los Anillos)

Luchemos allí en donde depende de nosotros, sin armas, pero con pasión, con un gran corazón, con humildad ante los hechos, con devoción abnegada y amor por un mañana, para nuestro futuro y el de nuestros descendientes.

Dios sea con nosotros!!

Amén.

Idar-Oberstein 29.03.2020