
Sermón del domingo Okuli
Congregación Luterana La Epifanía
Ciudad de Guatemala – 20.03.2022
Predicador Rolf Meier – Pastor Thomas Reppich
Thomas
Queridos hermanos,
recuerdo bien los árboles de semillas de mostaza que vi por primera vez en mi viaje de estudio a través de Israel y Jordania. Fue en Jerash, una de las Decápolis, también llamada la ciudad de los 1000 pilares. Gerasa, como también se llama el lugar en la Biblia, se encuentra en la Jordania actual. En algún sitio de este lugar parecido a un desierto con innumerables bloques de piedra solo se podía ver vegetación aquí y allá. En algún lugar descubrí un pequeño árbol con muchas frutas rojas y diminutas. Nuestro guía me explicó que se trataba de un árbol de semillas de mostaza que en otros lugares puede llegar a ser enorme. Espontáneamente me acordé de la parábola de la que habló Jesús alguna vez.
Leo del capítulo 13 del Evangelio de San Mateo, los versículos 31 y 32:
31 Les contó otra parábola: «El reino de los cielos es como un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo. 32 Aunque es la más pequeña de todas las semillas, cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en árbol, de modo que vienen las aves y anidan en sus ramas».
Rolf
Nosotros los humanos nos dejamos impresionar por la grandeza, la fuerza y el poder. Compañías se fusionan, se vuelven enormemente grandes y se extienden por todo el mundo, máquinas, edificios, aviones, cohetes, todo se hace más grande. El tamaño nos sorprende, representa poder. El que es grande, manda. Eso nos lo muestra en este momento el señor Putin, el presidente ruso, quien quiere ampliar las fronteras de su país y quien hace temblar de miedo al mundo entero.
Thomas
La guerra actual sin duda nos muestra, cómo pueden ser de peligrosas las declaraciones políticas más insignificantes que inicialmente no se toman en serio debido a las convenciones diplomáticas. De repente surge una guerra con proporciones gigantescas para un país. Al mismo tiempo se puede ver actualmente cómo un país supuestamente pequeño puede desarrollar grandeza y fuerza en la resistencia. Es probable que la comunidad internacional se haya quedado quieta durante demasiado tiempo y más bien ha observado sin hacer nada. Así de distinto es el lema de nuestra acción de ayuno: 7 semanas sin inacción. Y hoy se supone que se trata de alegría. Así que quiero primero centrarme en la parábola y la alegría que todos conocemos cuando algo pequeño se convierte en algo grande cuando lo plantamos. Me da mucha alegría cuando una planta, que hemos comprado y sembrado, prende y se desarrolla esplendorosamente. Esta es para mí una señal de esperanza sobre todo en estos días.
Rolf
Si, hoy se trata de la alegría, de la esperanza y confianza. Por eso mencioné al inicio cómo impresiona la grandeza, la fuerza y el poder y lo que seguro le da mucha alegría a los arquitectos, ingenieros, técnicos y a otros involucrados. Porque Jesús utiliza la parábola de la semilla de mostaza y la que le sigue sobre la levadura – a la que solo hay que añadirle un poquito de masa fermentada para que después de un largo proceso se vaya fermentando poco a poco – para ilustrar como llega el Reino de Dios a nosotros los humanos. Infinitamente pequeño e insignificante. Es decir como una semilla de mostaza. El que la sembró alguna vez, ya no la puede encontrar, hasta que germina y comienza a crecer. Qué diferente es de repente la visión de lo que es el tamaño.
Jesús mismo es la semilla de mostaza de la fe cristiana y en él también podemos ver lo pequeño, lo insignificante y lo vulnerable. Todo comienza con su nacimiento, que no pudo haber sido más humilde y solo fue notado por algunos pastores que estaban cerca y por algunos magos. Y también después, cuando Jesús anduvo por diferentes regiones y sanaba y predicaba, nunca quiso asumir ni ejercer un poder terrenal, aunque el pueblo lo hubiera querido como rey, Y sin embargo esa pequeña semilla de mostaza desarrolló un efecto inesperado.
Thomas
Permíteme, regresar a Gerasa nuevamente. Recuerdo estar de pie en nuestro recorrido por el hipódromo y de repente recordé esa conocida película de Ben Hur. Ella trata también sobre el poder del imperio romano. El poder también se muestra a menudo a través de las imponentes carreras de carruajes en un hipódromo. Una carrera así es uno de los puntos culminantes entre Judah Ben-Hur y su amigo de infancia de muchos años y ahora adversario Massala a quien juró venganza por haberlo traicionado. Luego fue prisionero de los romanos. Ben-Hur es llevado junto con otros prisioneros a Tyros. Allí debía comenzar su servicio de esclavo en una galera. En ese tortuoso camino a través del desierto se encuentra, sin saberlo, con aquel predicador itinerante, del que había escuchado hablar. Es Jesús quien le da agua. Visto biográficamente tal vez sea una pequeñez, comparado con todos los grandes acontecimientos en su vida. Y sin embargo es un acontecimiento que por pequeño que haya sido tuvo un gran impacto. Solo muchos años después Judah va a encontrarse de nuevo con Jesús, cuando es crucificado. Allí Judah quiere darle agua a Jesús pero los soldados romanos se lo impiden. Luego de ese reencuentro algo se transforma en él. Las palabras de Jesús en la cruz, „Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.“ (San Lucas 23, 34), hacen que renuncie a la venganza que ha sentido durante años. Ahora me pregunto, si fue y es la pequeña semilla de mostaza de la fe la que cambió todo en nuestra vida.
Rolf
Yo podría devolver la pregunta: ¿Qué ha cambiado en nuestras vidas? Justo ahora cuando el mundo está nuevamente amenazado por una guerra que podría tener efectos catastróficos para la humanidad. Me pregunté muchas veces cómo se vería el mundo hoy en día, si esa semilla de mostaza no hubiera sido sembrada. Desde luego no hay una respuesta a esa pregunta. Solo conjeturas, cada una y cada uno probablemente tenga una idea. O ninguna. Intencionalmente. Pues la mayoría de gente cree en una deidad. Recuerdo ahora la redacción del credo de Helmut Theodor Rohner, el cual pronunciamos el domingo pasado. Una frase decía: „creo en la comunión de todos los que te buscan bajo diferentes nombres.“ Espero que lo haya entendido bien y significa que estoy en comunión con todos los que reconocen al „Creador del Cielo y de la Tierra.“ Pero eso no es suficiente para mí como cristiano. Hablamos de la alegría, de nuestra alegría cristiana. Y esa tiene sus raíces en la consciencia de la liberación, de la redención y de la esperanza en que esta vida no se convierte en polvo con nuestra muerte como si nunca hubiera sido vivida.
Thomas
Yo solo puedo estar de acuerdo contigo. El punto central de nuestra fe ciertamente es que ponemos la vida por encima de la muerte. En el círculo de la vida, y eso nos lo muestran todas las semillas de la naturaleza, al final la vida siempre gana. „La muerte es tragada en victoria“, como promulgaron Oseas e Isaías alguna vez y Pablo hizo suya esa frase después. Al final quisiera recalcar una cosa de una manera muy terrenal: la gran alegría que sienten abuelos y bisabuelos cada vez mas al envejecer. Nos vemos a nosotros mismos en nuestros nietos y bisnietos. La perspectiva de que algo de nosotros continúa viviendo en ellos nos hace felices. La perspectiva – y con ello doy un gran salto a estos días – de en algún momento poder regresar a Ucrania y allí poder continuar la vida junto a los nietos y bisnietos, le ayuda a muchas personas a sobreponerse al dolor y a la tristeza de estos tiempos. ¡Gracias a Dios!
Rolf
Es precisamente esta esperanza la que nos soporta. Cuando rezamos „venga a nosotros Tu Reino“ también somos conscientes de que ese Reino de Dios aún está emergiendo y en crecimiento. Por supuesto viene a nosotros con una maravillosa fuerza de vida y quiere transformarnos o también consolarnos y darnos soporte como lo podemos ver en el pueblo de Ucrania. Nos invita a ayudar a darle forma, a trabajar en él para que nosotros, como Judah de Ben-Hur, podamos perdonar y crezca en nosotros el amor hacia nuestros semejantes y podamos salir al encuentro de otros sin prejuicios.
Veo a este árbol ante mi, el que creció de esa pequeña semilla. Se tornará cada vez más grande y va a desplegarse completamente. Y va a proporcionar espacio vital para todos los que pertenecen a su reino. Alegrémonos que ya hoy podemos hacer parte de él, aunque en el momento todavía este bastante débil e inconcluso. Amén.