¿Cómo te va? No sé muy bien qué contestar. Me faltan las palabras. Esperaba que fuera así. Diría que ambivalente. Un baile de emociones. Pensamientos y sentimientos que vienen y van. Nada que realmente prevalezca. ¿Un ser que se diluye? Así lo podría decir. La rigidez se ha vuelto suave. El negro ha perdido su carácter amenazador. Lo oscuro no parece tornarse claro fácilmente. La figura que se me acerca, permanece escondida para mi. No la puedo reconocer. Siento su fuerza, una fuerza que me impresiona. Y ese aliento que hiede terriblemente. ¿Quién, quién pudo haber sido, si no mi padre? ¿No fue él? No lo sé. ¿Estás dudando? Por primera vez de verdad. Si una semilla tiene fuerza se abrirá. ¿Dime, cómo se siente tu cuerpo? Ligero. Realmente ligero. Impresionante. Con todo lo que me revoloteó en la cabeza, casi no lo puedo creer. Te mantuviste en movimiento. Eso es todo lo que importa. En eso consiste el significado sanador de correr. Hay cosas en la vida que nos llevaron a la rigidez, que nos hicieron creer que lo mejor sería perseverar, que ya nada iba a dejarse cambiar en ese estado. El peligro real ya quedó atrás hace mucho tiempo y sin embargo nos detenemos. Alguna vez el cuerpo quiso correr, quiso salir huyendo, mantenerse fluyendo, subir rápidamente desde el abismo a nuevas alturas que producen vértigo. Pero algo nos detuvo. Cada vez de nuevo. Pasaron los años, hasta que cualquier perspectiva hacia a un yo saltarín se desvaneció. Las células se renuevan y se dividen todos los días, pero nada en nosotros se estira hacia la vida. La vida parece estar en otra parte. No predestinada para nosotros. Nos entrenamos en cargar y soportar de manera decisiva. No lo podría decir de una mejor manera. No son mis palabras. Es el testimonio de tantas almas encalladas. Correr me hizo bien. Siento todo mi cuerpo. Vivo a pesar del negro, a pesar de las figuras oscuras, a pesar de todo. Siento el impulso de estirarme. Hacia la vida. Y lo que es aún más impresionante, es que ni siquiera puedo decir que lo oscuro realmente está atrás de mi. Sé que me puede derribar nuevamente en cualquier momento. Pero ya no me da miedo. Sé que puedo mantenerme en movimiento. Paso a paso. No tengo que permanecer detenida. La vida está en otra parte. También para mi. Eso se siente sencillo y maravilloso. ¡Mantén ese conocimiento! Lo voy a cuidar como un tesoro. Estoy tan feliz de estar aquí. Siempre tuve la esperanza que todo podría cambiar de nuevo. Hoy sé que de verdad es posible. Correr me ayudó. Eso me alegra. Y estoy segura que alguna vez vas a dejar atrás tu pasado completamente. Ojalá sea pronto. ¡Date el tiempo que necesitas! Qué son unas semanas aquí comparadas con el resto de tu vida. El cambio continuo entre detenerse y moverse va a vencer la rigidez. Y no te olvides de dejar correr los pensamientos. ¡Piensa y siente la rigidez! Y entonces vuelve a moverte otra vez, experimenta como puedes avanzar a pesar de todo. Incluso al negro más oscuro se le puede quitar el poder sobre tu futuro.
Agotada me dejo caer sobre mi cama. Siento claramente cada uno de mis músculos. Cierro mis ojos. Comienzo a girar en el tacto de tres cuartos. Le doy la mano a personas, las invito a bailar. Sostén y suelta. Me apresuro desde uno hacia el otro. Veo rostros relajados. Rojo. Calor me envuelve. Vivo. Casi no lo puedo creer. Vivo de verdad. Cuando vuelvo a abrir los ojos, el puño de mi mando derecha está sobre mi pecho. No lejos de donde se siente pulsar suavemente pero claramente el corazón. Intuitivamente abro mi mano y vuelvo a cerrarla en puño. ¡Desconocido, muéstrate! ¡Sal de la sombra! ¡Quiero mirarte a la cara! Ya no tengo miedo de ese momento. Mi mano duele. Apenas ahora me doy cuenta, cómo la empuñé de fuerte. Mis uñas se hundieron en las palmas de la mano y dejaron claras huellas. Estoy lista. Voy a abogar por mi. ¿De verdad lo crees? ¡No seas tan ingenua no te dejes envolver por los juegos de la señora doctora! Tu sobreestimas tus posibilidades. ¿Ah si, quién te pidió tu opinión? ¡Vete al diablo! De allá vengo. Crees poderte levantar por sobre el suelo de la realidad. Estoy firme y segura. No vas a lograr convencerme de lo contrario. No estaría tan segura. ¿Qué pasa con el misterioso desconocido? Estoy lista. Puede venir. Los poderes de la oscuridad nunca se van a poder dominar, no importa qué figura tomen. No seas tan presuntuosa en creer que a ti te es posible. ¿Poderes de la oscuridad? No puedo seguirte, de qué me hablas. Hablo de una figura real de mi pasado. También vas a reconocer tus límites. Ojalá entonces no sea muy tarde. ¿Para qué? ¡Arréglatelas! No trates de cambiar lo que no se puede cambiar. Vas a entender que por ahora no voy a seguir tus consejos. No voy a abandonarme sin haberlo intentado. Adelante. Te lo advertí. No te quiero detener. No puedes.